
Autorreforzamiento
Cuando es el propio individuo quien aplica, exclusiva y contingentemente, las consecuencias reforzantes de la conducta.
Requisitos del autorreforzamiento: que la persona emita la conducta libremente sin ser obligado a realizarla por agentes externos, que la entrega contingente del refuerzo sea autoadministrada.
Refuerzos a utilizar: del mismo tipo que en condiciones de refuerzo externo.
Material: dinero, comida.
Actividades gratificantes: ir al cine.
Reforzamiento simbólico: expresiones positivas.
Retirada de un estímulo aversivo o reforzamiento negativo: retirar la foto en bañador antes de empezar el régimen.
Es importante determinar qué criterios conductuales y qué cantidad de refuerzo se obtendrá por la conducta realizada. Esto será decidido a priori por el terapeuta y el cliente, durante el diseño del programa de autorreforzamiento. Los efectos de la autoadministración se ven incrementados al permitir a las personas decidir los criterios de reforzamiento que se aplicará. En el caso del autorreforzamiento, las consideraciones a hacer al cliente son las mismas que si el refuerzo fuese heteroaplicado. Sin embargo, las condiciones específicas del autorreforzamiento (que la persona sea el único responsable de dispensar o no el refuerzo), pueden hacer que el individuo se vuelva poco a poco más indulgente relaje los criterios y se administre los refuerzos sin haber alcanzado el nivel de ejecución establecido.
Autocastigo
Consiste en la autoadministración de consecuencias aversivas contingentemente a la realización de la conducta a eliminar. La persona decidirá previamente con el terapeuta, qué conducta será objeto de castigo, bajo qué condiciones, y el tipo y cantidad de castigo que se administrará. Los procedimientos utilizados son los mismos que cuando el castigo es heteroadministrado:
Simbólico: Expresiones verbales de autocrítica o desaprobación.
Retirada de estímulos positivos: No tomar postre.
Según Kanfer, el autocastigo es poco útil para eliminar la respuesta objetivo, debido a:
- Falta de sistematicidad en la autoadministración.
- Al hecho de que la persona interprete el castigo como un método para poder realizar la conducta castigada (éste problema puede subsanarse si el terapeuta controla la administración del castigo).
- Por tanto, el autocastigo debe ser una técnica a utilizar como último recurso, y siempre en combinación con otras técnicas (autorreforzamiento, control estimular y entrenamiento en habilidades alternativas).